
Avanzar, perderlo todo y comenzar de nuevo.
Como una mariposa, saliendo del capullo que la oruga dejó.
Como el mismo ave fénix que vuelve a encender la llama de su alma desde las cenizas.
No conoce el tiempo, pero sabe que todo esta atado a su suerte.
Conductora de pasajeros, vigilante de almas, guardiana de puertas oscuras y profundas.
Viaja incansablemente, y nada se conoce de su rostro.
Culturas la han interpretado de maneras escalofriantes y hermosas por igual.
Hombre, mujer, animal, arma, no importa.
Tiene una cita con todos los seres vivos de este mundo, y nadie puede escapar de ella.
Pero también es Madre, anunciando que del final, ella crea vida de nuevo.
No juzga quien has sido ni quien serás, no le interesa si eres un Rey o un mendigo.
Ella amará a todos por igual, porque todos estaremos viajando a su lado, volviendo al capullo, sólo para volver a salir.
La humanidad la ama y le teme, le pide favores y protección, y trata de espantarla y evadirla a la vez.
Es el lazarillo de las almas, la luz al final del túnel, el barquero.
Es la muerte, y es la vida.
Sólo ella conoce el final de todos los caminos, porque todos conducen a ella.
Purifica, otorga y quita también. Nos libera del dolor, nos indica que algo ha terminado, y otra cosa mejor vendrá.
Nos indica sacrificio, nos pide que abramos los ojos, y que volvamos a empezar.
No temas, no tengas miedo de volver atrás, el 0 es el mejor punto de inicio.
Todas tus heridas serán sanadas, todos tus pecados perdonados, a través del sacrificio y el dolor.
Aunque parezca que todo terminó, realmente, no ha terminado, sólo has vuelto a comenzar.
La rueda sigue girando, y no se detendrá jamás.


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