Carry on

Y mi amor por vos, se escurrió entre tus dedos.
Como el agua queriendo volver a unirse con el mar.
Sintiendo que ya no quedaban más que ideas chamuscadas, restos de una ansiedad apasionada, lejos de ser amor.
Emprendí mi camino, lejos del tuyo, en busca de un nuevo paisaje.
Quizás, ahora quiero un poco más de color en mi vida, una cabaña en el bosque, o una choza junto al mar.

Quizás ya no busco la realización de una persona, sino enamorarme de una mente brillante.
No busco alguien que me complemente, no podría poner en los hombros de nadie, la tarea de buscar piezas que quepan en mis faltas, y las llenen.
Quiero alguien que venga con sus faltas también, y que juntos vayamos buscando llenar esos espacios en nuestro continuo andar.

Cada uno se hará cargo de lo que no pueda ofrecer, y creceremos y aprenderemos juntos.
Y es quizás, exactamente, el otro lado de la montaña, en donde me encuentro parada ahora, con respecto a donde estaba antes.

Pero desde aquí, todo el paisaje es cambiante, salvaje, e incluso divertido.
Supe entonces, que desde donde te miraba, no era el lugar correcto. Donde me encontraba caminando, sólo veía más de lo mismo, solo me topaba con más de lo mismo.
Decidí cerrar mis ojos, pues ya no los necesitaría. Es evidente que mi espíritu necesita buscar, pues sólo él sabe qué me depara en el camino. Yo, lo he olvidado al llegar.

Sé que pronto llegarás, o llegaré, y sea cual sea el páramo donde nos encontremos parados, será nuestro pequeño paraíso.

Deja un comentario