El susurro del mar que anhela nuestro encuentro, se enreda en mi pelo mientras danza en el viento,
No puedo sentir o pensar en otra cosa, viéndome allí parada en medio del océano, recordando balcones azules de épocas pasadas.
Gran carga, gran pesar se ha ido aliviando con los años. Aún por momentos me pierdo en una Yo diferente, implantada, creada artificialmente para no sentir el abismo espiritual que me separa del nido.
Y cuando me pongo esa máscara, el cuerpo me pesa y me duele el corazón, pero de fondo el mar sigue sonando, llamando a mi alma encerrada, de vuelta a casa.
Y todo el tiempo, quiero volver, quiero renacer.
Y todo el tiempo quiero volver, quiero transformarme nuevamente, pasar por ese fuego helado y transformador, mientras la espuma de la tormenta se cuela en mi pelo, zambullirme en la tempestad e ir más y más profundo hasta encontrar la paz.
Mientras todo es arrasado en la superficie, volver hacia el fondo, hacia el abismo, a encontrarme, a renacer, cada día, una y otra vez, a tu lado.
Cada día.


Deja un comentario