Eris y la discordia

De aquí a cien mil años,
Cuando los frutos se pudran y las palabras se oxiden
Recordaré estos instantes, tatuados en mi piel.

De cómo Eris y la discordia se apoderaron de mi alma,
Al observarte traidor.
Al observarte destruído y con sed de drenar,
El poco amor que quedaba en mi.

De cómo la magia que habitaba en mi, fue vaciada en un instante,
Fuiste en mi vida fugaz como un huracán.
Y desapareciste frente a mi dejando un vacío difícil de sanar.

Para luego reaparecer con tus mil rostros, a dañarme otra vez.
Y sin poder adivinar si realmente eras tú, o la rueda del karma había vuelto a girar para mi.
Las heridas multiplicándose mientras hacían un esfuerzo sobrehumano para cerrarse.

Y yo abarcando todo tu dolor, para intentar curarte,
Me vi desgarrada y destruída en un instante,
Mientras volvías a alejarte de mí.

Nada podrá parar ahora,
El dolor que se siente en mi carne.
Y mientras la angustia inunda mi pecho me pregunto cuánto sabes realmente.
Sobre el amor que te dí, sobre la magia que invoqué sobre tí.
Cuánto crees saber realmente.

Porque nada jamás, volverá a ser convocado.
Y mi amor se sellará por siempre,
Para no salir nunca más.

Deja un comentario