Te encontré entre susurros mientras llamabas mi nombre, cruzando el umbral de las eras perdidas.
Te llamé por tu nombre, siguiendo las luces que iluminaban mi camino.
Nunca pude separarme realmente, de este anhelo por la oscuridad. De la pasión que se desprendía de mi, cada vez que las sombras venían a visitarme.
Y allí estabas tú, con tus cientos de llaves esperando a abrir las puertas.
Desde el momento que mis demonios entendieron el lenguaje de mis manos, comenzaron a desplegarse por completo.
Como una bandada de pájaros derribando distancias entre nosotros.
Y yo aquí aún parada tratando de entender, este vínculo extraño que guardamos.
Te conozco con sólo un latido, así que dime cómo se siente cuando las luces se esfuman.
En tu morada puedo habitar y dejar estar, este fragmento de mi que ansía la oscuridad y la destrucción, mientras mi luz vaga por el mundo de los vivos, haciendo su trabajo.


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